Paco Mir (Barcelona, 1957) tiene estudios de Bellas Artes y lleva toda la vida dibujando viñetas humorísticas (Diari de Barcelona, TBO, El Jueves, El Periódico, Interviú, etc.). Sin embargo, pronto tropezó con el teatro y a día de hoy cuenta con más de 40 años de carrera vinculada a las artes escénicas. Destaca en su currículum haber formado parte del mítico trio de teatro cómico Tricicle, si bien también ha sido director y productor de más de cincuenta obras teatrales, óperas y zarzuelas y de varias series de televisión y campañas de publicidad. Es el ganador de dos premios Max.
El legado como humorista gráfico del mítico actor de Tricicle.
Paco Mir, miembro de Tricicle, actor y productor teatral, vuelve a sus orígenes y reivindica su lugar en la historia del humorismo gráfico.
«Paco no te mira, te escruta, te hace un TAC.»
EL GRAN WYOMING
«Humor negro, humor blanco, humor del absurdo, humor costumbrista, humor para humoristas, humor para todos los públicos. Aquí hay de todo y para todos. Paco Mir es un gran dibujante y un humorista todoterreno.»
ELVIRA LINDO
Estudiante de Bellas Artes conquistado por el teatro, la primera forma de humor que concibió Mir fue la de las viñetas y las tiras cómicas: moscas que hablan, suicidas torpes, bañistas desquiciados... Empezó a cultivar este género a finales de los setenta y ha seguido haciéndolo siempre que la vida se lo permitía. Incluso durante la pandemia del coronavirus, en pleno confinamiento, eligió el lápiz a modo de particular gimnasia diaria para retratar el inagotable surrealismo que nos rodea.
Desde el Diario de Barcelona hasta El Jueves, pasando por el TBO, El Periódico, Interviú y un sinfín de publicaciones independientes, el trabajo gráfico de Paco Mir forma parte ya de la cultura visual y humorística de nuestro país. Este libro es la muestra definitiva de ello.
«En Neuras diarias el genial Paco Mir deja la escena, saca el Quino que lleva dentro y se pone a repartir sonrisas con otro de sus desbordantes talentos: el de dibujar viñetas sin salirse por los bordes. Me parto. Me descorcho. Me quito el sombrero. Qué tío.»
GUILLERMO FESSER
«El humor pacomiriano es intemporal, transversal y universal. No pretende cambiar el mundo, mucho menos salvarlo, pero en mi opinión consigue algo que para mí es mucho, muchísimo más importante: hacer cosquillas a la inteligencia del lector. Nada más. Y nada menos.»
Del prólogo de JL Martín
Paco Mir, miembro de Tricicle, actor y productor teatral, vuelve a sus orígenes y reivindica su lugar en la historia del humorismo gráfico.
«Paco no te mira, te escruta, te hace un TAC.»
EL GRAN WYOMING
«Humor negro, humor blanco, humor del absurdo, humor costumbrista, humor para humoristas, humor para todos los públicos. Aquí hay de todo y para todos. Paco Mir es un gran dibujante y un humorista todoterreno.»
ELVIRA LINDO
Estudiante de Bellas Artes conquistado por el teatro, la primera forma de humor que concibió Mir fue la de las viñetas y las tiras cómicas: moscas que hablan, suicidas torpes, bañistas desquiciados... Empezó a cultivar este género a finales de los setenta y ha seguido haciéndolo siempre que la vida se lo permitía. Incluso durante la pandemia del coronavirus, en pleno confinamiento, eligió el lápiz a modo de particular gimnasia diaria para retratar el inagotable surrealismo que nos rodea.
Desde el Diario de Barcelona hasta El Jueves, pasando por el TBO, El Periódico, Interviú y un sinfín de publicaciones independientes, el trabajo gráfico de Paco Mir forma parte ya de la cultura visual y humorística de nuestro país. Este libro es la muestra definitiva de ello.
«En Neuras diarias el genial Paco Mir deja la escena, saca el Quino que lleva dentro y se pone a repartir sonrisas con otro de sus desbordantes talentos: el de dibujar viñetas sin salirse por los bordes. Me parto. Me descorcho. Me quito el sombrero. Qué tío.»
GUILLERMO FESSER
«El humor pacomiriano es intemporal, transversal y universal. No pretende cambiar el mundo, mucho menos salvarlo, pero en mi opinión consigue algo que para mí es mucho, muchísimo más importante: hacer cosquillas a la inteligencia del lector. Nada más. Y nada menos.»
Del prólogo de JL Martín
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