María Bengoa Lapatza-Gortazar (Bilbao, 1959) es licenciada en Ciencias de la Información. Ha sido redactora del periódico Bilbao y colabora en la sección de cultura de El Correo desde 1987, donde ejerce como crítica literaria en el suplemento Territorios. Por su labor periodística ha recibido el premio Emakunde de Medios de Comunicación (1996). Es autora del libro de relatos A París en globo (1998) y de la biografía La poeta Ángela Figuera (2003), y editó, con Pedro Ugarte, Bilbao, almacén de ficciones (2000). Compañera de Ramiro Pinilla, profunda conocedora de su obra, María Bengoa mantuvo largas conversaciones con él sobre sus orígenes; de ellas provienen las historias de El mar de Arrigunaga, un relato vigoroso y emocionante sobre la infancia y la juventud del escritor, sobre la forja de su carácter irreductible, que dan la dimensión real de su figura en el año de su centenario.
En el año del centenario de Ramiro Pinilla, el relato emocionante de la infancia y juventud de un escritor legendario.
En el Bilbao de los años treinta, un niño enclenque y sensible vive veranos que nunca olvidará junto a la playa de Arrigunaga. Tras la guerra, que arruina la vida de su familia, ese niño se convertirá en un adolescente tímido e inseguro que se refugia en la lectura, luego en un joven que escribe a escondidas mientras se forma, con toda clase de penalidades, como marino mercante, y al final en un hombre que regresa a Bilbao y debe recurrir a múltiples empleos para salir adelante. Todas esas experiencias, lejos de arredrarle, fortalecen su determinación: buscará un lugar, lejos de la ciudad, donde construir con sus propias manos una casa, vivir de modo autosuficiente… y seguir escribiendo. Se acordará de Arrigunaga. Y allí hará historia.
En el Bilbao de los años treinta, un niño enclenque y sensible vive veranos que nunca olvidará junto a la playa de Arrigunaga. Tras la guerra, que arruina la vida de su familia, ese niño se convertirá en un adolescente tímido e inseguro que se refugia en la lectura, luego en un joven que escribe a escondidas mientras se forma, con toda clase de penalidades, como marino mercante, y al final en un hombre que regresa a Bilbao y debe recurrir a múltiples empleos para salir adelante. Todas esas experiencias, lejos de arredrarle, fortalecen su determinación: buscará un lugar, lejos de la ciudad, donde construir con sus propias manos una casa, vivir de modo autosuficiente… y seguir escribiendo. Se acordará de Arrigunaga. Y allí hará historia.
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