Co-fundadora, junto con Humberto Maturana, de Matríztica (2000) en Santiago de Chile, como una escuela de pensamiento del sur del mundo, reflexionando sobre la unidad de vivo y lo humano, que ellos llaman Biología-Cultural. Ximena se desempeña como guía-docente de los distintos cursos que realizan y, a la vez, como investigadora en Biología-Cultural, centrando su atención reflexiva en los procesos de transformación cultural en las organizaciones. Ximena tiene estudios en Orientación en Relaciones Humanas y Familia con mención en Desarrollo Organizacional. En su historia profesional ha colaborado en el ámbito de las relaciones humanas con organizaciones tanto públicas como privadas en Chile y en el extranjero. Ella es a la vez creadora del arte y ciencia del Conversar Liberador como una praxis reflexiva que libera del dolor cultural desde la comprensión y entendimiento de su origen y conservación en la convivencia humana, así como las acciones que hacen posible la recuperación y conservación del bien-estar individual y colectivo.
La transformación del mundo comienza en ti.
«Los grandes cambios no se producen sino hasta que empiezan a cambiar los individuos, en sus localidades y contextos personales, para luego tocar a sus personas cercanas. Las transformaciones se mueven como un virus, que va contagiando de uno en uno, hasta formar un movimiento.»
Nuestra vida en el planeta ha llegado a un límite. Nos encontramos, como humanidad, en un punto de inflexión en el que debemos tomar decisiones radicales para que nuestra supervivencia como especie tenga continuidad. La población crece a un ritmo descontrolado, nuestro afán de competencia, poder y acumulación ha mermado los recursos naturales y ha puesto a una enorme cantidad de personas en una situación de pobreza y hambre. En este contexto, la pandemia del coronavirus vino a abrirnos los ojos, convirtiéndose en una oportunidad única para preguntarnos cómo es el mundo en que vivimos y qué queremos conservar y transformar de él para construir hoy el mundo del futuro, el que queremos vivir y heredaremos a las próximas generaciones.
«Los grandes cambios no se producen sino hasta que empiezan a cambiar los individuos, en sus localidades y contextos personales, para luego tocar a sus personas cercanas. Las transformaciones se mueven como un virus, que va contagiando de uno en uno, hasta formar un movimiento.»
Nuestra vida en el planeta ha llegado a un límite. Nos encontramos, como humanidad, en un punto de inflexión en el que debemos tomar decisiones radicales para que nuestra supervivencia como especie tenga continuidad. La población crece a un ritmo descontrolado, nuestro afán de competencia, poder y acumulación ha mermado los recursos naturales y ha puesto a una enorme cantidad de personas en una situación de pobreza y hambre. En este contexto, la pandemia del coronavirus vino a abrirnos los ojos, convirtiéndose en una oportunidad única para preguntarnos cómo es el mundo en que vivimos y qué queremos conservar y transformar de él para construir hoy el mundo del futuro, el que queremos vivir y heredaremos a las próximas generaciones.