Luis Miguel Rivas nació en el municipio colombiano de Cartago, en 1969, y creció en la ciudad de Medellín. Escritor y libretista, publicó en Seix Barral los libros de cuentos Los amigos míos se viven muriendo (2007), Tareas no hechas (2014), ¿Nos vamos a ir como estamos pasando de bueno? (Seix Barral, 2015) y Malabarista nervioso (Seix Barral, 2022), y el volumen de poemas Hoy no quiero metáforas (2018). Ha colaborado con las revistas Soho, El Malpensante y con los periódicos El Espectador y Universo Centro.
Una excepcional colección de crónicas para todo tipo de lectores.
En estos textos heterodoxos, diversos, que son como instantes que revelan la conciencia, se pone de presente aquello que encierra la palabra crónica: se trata de dibujar con palabras esquinas, calles, recuerdos, encuentros, lecturas. Luis Miguel Rivas, autor de Malabarista nervioso, Era más grande el muerto y ¿Nos vamos a ir como estamos pasando de bueno? nos sigue demostrando por qué en su literatura palpita la música de una lengua.
“En estos textos abundan seres desechos en digresiones melancólicas, abúlicos irredentos en zanganerías, pateadores de piedras de camino al abismo, sospechosos solapados en desidias, todos vaciados de magnitud, pero colmados de grandeza, como Prometeos sin vísceras para quienes el castigo anida en la repetición incesante de la conclusión, no en su desarrollo. Estas ‘crónicas bastardas’ nos recuerdan la importancia de no importar, el derecho a vivir al revés siguiendo como principio no terminar nunca, porque toda tarea importante como la pasión, el amor, la esperanza, la borrachera, la amistad, el arte y la vida debe quedar inconclusa".
Gilmer Mesa
En estos textos heterodoxos, diversos, que son como instantes que revelan la conciencia, se pone de presente aquello que encierra la palabra crónica: se trata de dibujar con palabras esquinas, calles, recuerdos, encuentros, lecturas. Luis Miguel Rivas, autor de Malabarista nervioso, Era más grande el muerto y ¿Nos vamos a ir como estamos pasando de bueno? nos sigue demostrando por qué en su literatura palpita la música de una lengua.
“En estos textos abundan seres desechos en digresiones melancólicas, abúlicos irredentos en zanganerías, pateadores de piedras de camino al abismo, sospechosos solapados en desidias, todos vaciados de magnitud, pero colmados de grandeza, como Prometeos sin vísceras para quienes el castigo anida en la repetición incesante de la conclusión, no en su desarrollo. Estas ‘crónicas bastardas’ nos recuerdan la importancia de no importar, el derecho a vivir al revés siguiendo como principio no terminar nunca, porque toda tarea importante como la pasión, el amor, la esperanza, la borrachera, la amistad, el arte y la vida debe quedar inconclusa".
Gilmer Mesa